Durante el Cisco Partner Summit en Nueva Orleans se dieron a conocer varias noticias excelentes con el anuncio del programa Cloud Partner, que alienta a los partners de Cisco a desarrollar y ofrecer los servicios en la nube más importantes. A raíz de este anuncio, probablemente se pregunte cuál es la magnitud del mercado de servicios en la nube y qué piensan las empresas cuando evalúan la posibilidad de adoptar estos servicios desde la nube.
En Cisco, nos hicimos las mismas preguntas cuando tuvimos que tomar decisiones de inversión en los sistemas y las soluciones que les permiten a las organizaciones desarrollar una arquitectura de prestación de servicios en la nube. En consecuencia, el grupo de soluciones empresariales de Internet de Cisco® (Internet Business Solutions Group, IBSG) llevó a cabo una investigación en la que se realizaron entrevistas a los responsables de tomar decisiones de TI de distintas empresas y a importantes especialistas en la materia. En el estudio se demostró que las empresas de muchos sectores están pensando seriamente en la computación en la nube. De acuerdo con las respuestas directas de los responsables de tomar decisiones, el Grupo Cisco IBSG estima que alrededor del 12% de las cargas de trabajo de las empresas se ejecutarán en la nube a fines de 2013, y que el mercado de servicios en la nube pública rondará los 43 mil millones de dólares. Pues bien, las organizaciones deben considerar algunas cuestiones a la hora de migrar a la nube.
¿Estar o no estar en la nube?
Una empresa adopta servicios en la nube principalmente para reducir los costos e incrementar su dinamismo. La decisión de migrar a la nube depende de su impacto en el acceso a las aplicaciones fundamentales y los beneficios que se obtienen al ejecutar aplicaciones en la nube, en comparación con sus limitaciones. Muchos factores entran en juego, por ejemplo, la variabilidad de las cargas de trabajo, la necesidad de dinamismo y la funcionalidad de las aplicaciones ejecutadas en la nube. Las aplicaciones más aptas para su distribución desde la nube son precisamente las que tienen cargas de trabajo con requisitos de recursos variables o impredecibles. A título ilustrativo podemos señalar las aplicaciones con cargas de trabajo por temporadas, como las que se utilizan durante el período de presentación de declaraciones juradas de impuestos, o las aplicaciones de interacción con el público, como las de ventas en línea. Dado que estas aplicaciones deben aprovisionarse para cargas pico, la utilización de una infraestructura a pedido para ejecutarlas ofrece grandes ventajas en cuanto a costos se refiere. Las aplicaciones que requieren una configuración rápida, como las de campañas de ventas y marketing, y el desarrollo de aplicaciones son los principales candidatos para migrar también a la nube.
Considerar las posibilidades
Es necesario considerar diferentes aspectos vinculados con la adopción de los servicios en la nube, como la seguridad, las arquitecturas antiguas y los costos irrecuperables. Aunque es probable que resulten efímeros a medida que madura la computación en la nube. De hecho, ante los recursos limitados de muchas organizaciones, a menudo conviene encargar la seguridad a los proveedores de servicios en la nube, que pueden ofrecerla de manera más adecuada, ya que cuentan con personal especializado para resolver problemas y se someten al control de organismos de supervisión. Las arquitecturas antiguas pueden dificultar la migración a la nube pública, puesto que muchas empresas ejecutan sus cargas de trabajo en arquitecturas RISC o de sistemas mainframe; no obstante, la disponibilidad de la infraestructura como servicio (IaaS) puede agilizar la migración de estas cargas de trabajo a arquitecturas x86 al ofrecer una alternativa más económica para desarrollar y probar aplicaciones durante la migración. Al llevar a cabo la migración, las organizaciones tendrán en cuenta los costos irrecuperables, como los costos de licencias de software y de personalización, y es probable que planifiquen las migraciones de acuerdo con los programas de amortización, a fin de maximizar el retorno de la inversión y buscar modelos de precios favorables que les permitan expandirse según sus necesidades.
La función de la red
La red cumple una función fundamental en la distribución de aplicaciones desde la nube y es un factor que afecta la decisión de migrar. Por ejemplo, para acceder a las aplicaciones desde la nube, es necesario contar con alto ancho de banda y baja latencia. Los proveedores de servicios en la nube también deben poder garantizar la disponibilidad de las aplicaciones; es decir que necesitan un medio para ofrecer contratos de nivel de servicio que garanticen los servicios en la nube, tanto en el centro de datos como por la red. Es cada vez más frecuente que los clientes esperen que estos contratos aborden la integración de las aplicaciones a los procesos comerciales. Por ende, no solo esperan un rendimiento confiable de la red y la supervisión de este rendimiento, sino que también desean que se garantice el rendimiento de los procesos comerciales más importantes, como el ingreso de pedidos o la nómina de pago.
¿Privada o pública?
Las empresas deben decidir si desean construir una nube privada u optar por servicios en una nube pública. Tienen la posibilidad de elegir ambas opciones, y para tomar esta decisión deben tener en cuenta diversos factores. Al considerar una nube privada, las organizaciones deben evaluar si ya tienen capacidad adicional en el centro de datos que puedan utilizar. En caso contrario, es probable que sea mejor optar por un proveedor de servicios en una nube pública en lugar de agregar más capacidad. Para escoger una de estas dos opciones, también deben considerar si cuentan con la eficiencia que les permitirá ofrecer servicios a un costo similar. Otro de los aspectos clave a ponderar es el acceso a personal de TI capacitado y como los proveedores de servicios en la nube se especializan en el tema, es probable que puedan retener a los talentos con más experiencia. Las necesidades de seguridad especial son otro factor decisivo. Las instituciones financieras de gran magnitud tienen necesidades de seguridad diferentes de las que tienen las organizaciones de manufactura, por ejemplo, y es probable que las primeras opten por una nube privada, mientras que es más probable que las últimas adopten una nube pública.
