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El Centro de Datos y la inteligencia de los consumidores

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Comienzo a escribir la nota con esta frase: ¡Los consumidores somos más inteligentes!

Me parece que lo interesante de esta afirmación es decir que nos hemos vuelto más inteligentes, y que este proceso no lo hicimos conscientemente. Porque ninguno de nosotros ha tomado lecciones para comprar y, definitivamente, las marcas de cualquier producto o servicio, no nos han hecho sentir mayor confianza en ellos para comprarles a ciegas, solo excepcionalmente aquellas marcas que se consideran lovemarks.

Lo que sí está muy a la vista, es cómo la tecnología ha sido participe de esta transformación, nos ha hecho más inteligentes, nos hace tomar decisiones más inteligentes.

Recientemente, una persona muy cercana a mí me platicaba sobre su experiencia de compra, había decidido cambiar su coche. Me comentaba los detalles de cómo comenzó a perfilar la idea de la compra, porque a comparación de unos años atrás, no dedicó los fines de semana a visitar una o más agencias de autos, de una o más marcas (normalmente estas travesías eran frustrantes). Esta vez, utilizó otro medio, aferrándose a un buen sitio se dispuso a visitar las diferentes marcas y agencias virtuales vía páginas web.

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¡Nada como la movilidad para poder ver lo que queremos, donde queremos y cuando queremos!

En las visitas virtuales, pudo leer las características técnicas de cada uno de los vehículos de su interés, los comparó y hasta pudo, en algunos casos, tener un chat online para despejar algunas de sus dudas, sin el recelo que uno suele tener cuando se tiene enfrente a un vendedor, con un gran colmillo que se arrastra por el suelo.

Pudo ver los interiores y exteriores de los vehículos, cambiar los colores exteriores y hasta ver cómo se veía con tela o en piel. También, pudo ver los rines, los accesorios adicionales, las promesas de garantías y, sobre todo, pudo cotizar el modelo que le gustaba sin tener ningún tipo de condicionamiento, por ejemplo, aguantar la pena de decir “no me alcanza” o, el orgullo de decir, “¡este modelo lo quiero así!”.

Cuando esta persona llegó a la agencia, fue atendida por un vendedor –que debería dar las gracias por tener un cliente así– al que no necesitó preguntarle sobre los detalles técnicos, ni sobre los soportes de garantía ni los servicios postcompra. Lo único que le solicitó fue poder ver un color específico, que lo dejara manejar el coche, y los detalles sobre el descuento que le podía ofrecer y sobre el proceso de las placas.

Este fue un vendedor afortunado, quien funcionó solo como un medio transaccional para lograr la venta de un comprador inteligente que ya sabía mucho más del coche que el vendedor en cuestión. Ya había leído reviews en blogs, había visto videos en YouTube, y hasta tenía los costos, pues ya había generado su propia cotización.

Sí, somos más inteligentes como compradores. Pero deberíamos darle las gracias a la tecnología pues todas estas aplicaciones corren en algún servidor, que puede dar acceso a un usuario móvil, que se conecta desde donde más a gusto se siente el usuario.

Y a quienes lean esto, ¿cuáles son los canales que más utilizan para tomar sus decisiones de compra? O, tal vez sea más divertido, ¿desde dónde hacen sus consultas?

Authors

Sergio Licea

Enterprise & Data Center Marketing Manager

Marketing

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