El campo de la medicina se ha caracterizado por ser uno de los sectores que más innova en todos los sentidos, desde el descubrimiento de la penicilina, hasta el desarrollo de prótesis impresas en 3D. Sin embargo, la velocidad y la variedad de estos descubrimientos no necesariamente se ha traducido a la forma en que recibimos la atención médica.
Las innovaciones médicas y tecnológicas a menudo chocan con las prácticas burocráticas heredadas de los viejos sistemas de atención a la salud, sin importar si es de manera rutinaria o de emergencia; esto desafortunadamente puede llegar a imposibilitar una atención inmediata, segura y exacta. Por esta razón los hospitales actualmente enfrentan un gran reto: satisfacer las altas expectativas de sus pacientes y mantener una velocidad a la par de los descubrimientos del campo. Aquí es donde entra la transformación digital.
Los gastos del sector tan solo en Estados Unidos llegaron hasta los $3.2 trillones de dólares, de acuerdo al reporte de Cisco The Digitization of the Healthcare Industry; y según Forbes, la revolución digital podría llegar a ahorrarle al sector hasta $300 billones de dólares, especialmente en el cuidado de enfermedades crónicas.
La transformación digital puede resolver muchos de los problemas a los que se enfrentan los hospitales actuales, como sistemas lentos u obsoletos, mientras se dan pasos hacia un cuidado más libre y accesible.
Algunas muestras de los beneficios de la digitalización de este sector las podemos encontrar en los Registros Médicos Electrónicos (EMRs), que han permitido un mejor flujo de trabajo y atención al evitar el traslado de un expediente físico. De igual forma, se ha comenzado a extender el uso de AI y Big Data para, después de analizar el historial médico del paciente, detectar factores de riesgo y recomendar tratamientos preventivos; esto va de la mano con el uso de wearables y la interconectividad de nuestros dispositivos mediante el IoT, que contribuyen a que los datos sean recopilados en tiempo real.
Sin embargo, la transformación digital del sector médico no se ha implementado de manera significativa, y uno de los posibles obstáculos es el alto costo que se percibe conllevará una renovación de esta naturaleza. Es en este caso específico en el que la digitalización no debería verse como un gasto, sino en una inversión que se verá reflejada primero en las vidas de los pacientes que se traten y después en la reducción de los costos en que incurren los hospitales y las clínicas.
Cuando se trata de algo tan importante como nuestra salud, esperamos el mejor cuidado. Los hospitales y las clínicas deben mantenerse al día no solo con los últimos avances en la ciencia médica, sino también en la transformación digital del cuidado a sus pacientes.
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