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Telefonía tradicional vs. Comunicaciones Unificadas

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Hace más de diez años que en la industria de las telecomunicaciones se comenzó a escuchar el término “Telefonía IP”. Desde aquel momento, los  beneficios principales al compararla con la Telefonía TDM o “tradicional” han resultado evidentes: reducción en costos de infraestructura, ahorro en costos de llamadas, agilidad en la administración, etc.

Aún cuando hemos visto que una gran cantidad de empresas ya hicieron la transición de TDM a IP (en el caso de México por ejemplo —de acuerdo con IDC—alrededor del 25% de las extensiones telefónicas corporativas ya son basadas en tecnología IP), todavía existen muchas otras que no han terminado de tomar esta decisión, y más aún cuando hablamos de pequeñas y medianas empresas.

Una de las razones que provoca que las empresas vayan posponiendo la decisión del cambio de tecnología  ―aún cuando el costo de mantenerse sin el cambio sea mucho mayor― se debe a la incorrecta percepción de que la migración a un sistema IP requiere, ineludiblemente, hacer un cambio total.  Por lo tanto, este cambio implicaría no solo invertir grandes cantidades de dinero en componentes que facilitarían la transición sino que al término de la misma serían  descartados.

Al elegir un sistema de comunicaciones basado en IP son muchos los factores que se deben tener en cuenta. Uno de los más importantes ―por el impacto que puede tener en la implementación― es la capacidad que nos permitirá hacer la transición sin tener que ser disruptor de lo que actualmente existe. Cada empresa tiene una cultura de trabajo diferente y mientras algunas están acostumbradas a los cambios de tecnología, otras tienden a ser más conservadoras. Por estos motivos, en nuestro análisis debemos procurar que la tecnología permita que el cambio se vaya dando gradualmente y ajustándose a las necesidades del negocio.

Concretamente lo que debemos buscar en una sistema —para poder realizar el cambio con la menor afectación posible y minimizando (o idealmente eliminando) la necesidad de hacer inversiones en elementos “temporales”—, son las múltiples interfaces y protocolos que permitan la integración de plataformas de telefonía de diferentes fabricantes,  y que cada una de ellas permita una mayor o menor transparencia de funcionalidades.

Como ejemplo podemos pensar en Q.SIG ―que ha sido el estándar de la industria desde hace varios años― sin embargo existen variantes e incluso, en algunos casos, el habilitarlo implica licenciamiento o componentes adicionales. Algo similar sucede cuando tomamos como alternativa de integración protocolos basados en IP como SIP. Cada fabricante puede implementar este protocolo de una manera distinta sin que ello signifique que se están rompiendo las reglas, simplemente así funciona.

Entonces lo importante será asegurarse de que el sistema que estamos evaluando permita adaptarse fácilmente, así como también las implicaciones que esto puede tener. Sobre todo, si fuese necesario incorporar elementos, que éstos puedan seguir teniendo una utilidad real una vez que se haya terminado la migración.

En resumen, con el estado que guarda actualmente la tecnología podemos estar seguros de que la migración de TDM a IP no es algo a lo que debamos temerle. Por el contrario, es algo que debemos buscar ya que la verdadera diferencia no vendrá solo con el cambio de “tono” (el tono de marcar en TDM por el tono de marcar en IP) sino con todos los servicios que se podrán implementar y que tendrán un impacto positivo en la operación de la empresa. Sólo tenemos que asegurarnos que en nuestra evaluación consideremos cuál de las opciones en el mercado nos permitirá hacerlo de una manera más efectiva y eficiente.

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