Por Luis Carlotti, Country Manager de Cisco Costa Rica
La digitalización, impulsada por las nuevas capacidades que facilitan plataformas tecnológicas –incluido cloud computing , movilidad, ciberseguridad, Internet de la cosas y analítica de big data , combinadas con una correcta estrategia de negocio– están impulsando la transformación digital de las empresas y de los servicios ciudadanos en el mundo.
La transformación digital, que no solo afecta a compañías de todos los tamaños y sectores, sino también los servicios ciudadanos, como la educación, la atención sanitaria o los trámites administrativos, requiere una combinación de tecnología y estrategia de negocio capaz de conectar todo, extraer el valor procedente de las conexiones y los datos mediante analítica y adoptar una aproximación de seguridad integral.
Cuando se elige este camino, debe entenderse que dicha ruta no está exenta de retos. Y uno de los desafíos más peligrosos radica en creer que la innovación de un negocio es un proceso que puede realizarse en solitario.
Se habla mucho en redes sociales y medios especializados sobre la transformación digital; sin embargo, en este mar de información es necesario que las organizaciones sepan por dónde comenzar.
En los próximos cinco años cuatro de cada diez compañías serán desplazadas de su posición en el mercado –e incluso desaparecerán– por falta de innovación, velocidad de cambio o capacidad de reinvención para afrontar el desafío digital.
Las organizaciones costarricenses que quieran iniciar de forma exitosa un proceso de digitalización o acelerar el proceso, deben:
1) Estar lideradas por la dirección general: Una de las cosas que tienen en común todas las empresas que han logrado una madurez en su proceso de transformación digital, es que la dirección general está involucrada en la planeación y desarrollo de la estrategia de digitalización, evitando así que se generen proyectos aislados y descoordinados en diferentes áreas. A estas empresas líderes se les conoce como digital master .
2) Hacerlo de forma gradual: Como parte del proceso de planeación, antes deben hacerse las siguientes preguntas: por qué, qué y cómo se iniciará la transformación digital. Es muy importante considerar que la transformación también debe darse hacia el interior de la empresa para que los empleados puedan ser más eficientes, productivos y estar más motivados, lo que redundará en mayor innovación de su parte.
3) No confundir la misión y visión de la empresa con el modelo de negocio: Es muy común que las empresas confundan su forma de generar dinero (modelo de negocio) con su misión (propósito de la existencia de una empresa). Hay que dar espacio a modelos de negocio más innovadores y adaptados a la era digital. Podríamos llamar a esta migración de modelos de negocio, “el paso de la muerte” si no se hace adecuadamente. Lo que sí es un hecho, es que nuestras empresas pasarán a mejor vida si no la llevamos a cabo.
4) Implementar una base tecnológica adecuada al mundo digital: Es obvio que, si vamos a entrar a competir con empresas basadas en tecnologías disruptivas, necesitamos tener una base tecnológica que nos permita competir en las mismas condiciones, para lo cual debemos trabajar en cuatro factores indispensables: redes de datos inteligentes, centros de datos adecuados para el manejo de nubes híbridas, sistemas de seguridad informática, sistemas modernos de colaboración.
Lo importante es empezar lo antes posible para no rezagarse y perder competitividad. La digitalización de las empresas y del Estado puede mejorar la competitividad global del país, fomentar nuevas actividades económicas con la consiguiente generación de riqueza y empleo y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
La transformación digital no se trata de imitar tácticas digitales de moda, sino de adaptar la organización a modelos que nos ayuden a maximizar cómo ofrecemos valor a nuestros clientes y a diferenciarnos de la competencia. Desde Cisco, nuestro objetivo es colaborar con Costa Rica, país en el que cumplimos 20 años de operar, para ayudar a las organizaciones a ingresar en una etapa fascinante de innovación y cambio.